En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Lucas 13, 20-21: “También dijo Jesús: -¿Con qué puedo comparar el reino de Dios?
Es como la levadura que una mujer mezcla con
tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa”.
Esta
parábola nos recuerda también que Jesús
nos quiere muchísimo. Tanto, que
vino y viene, con su potente fuerza transformadora, a vivir entre
nosotros para realizar nuestra salvación gratuitamente. Quiere transformar nuestros miedos en
seguridad, nuestro egoísmo en amor, nuestra poca fe en confianza plena en él,
nuestros fracasos en saber cómo
afrontarlos valientemente…Pero, él se nos acerca de forma pequeña, sencilla,
como esa insignificante levadura que a lo mejor nosotros no somos capaces de
descubrir ni de creer ni de aceptar. Diríamos casi, que Jesús tiene un pequeño defecto: el que no le gusta
imponernos nada ni caminar a nuestro lado haciendo grandes milagros que nos
permitan descubrirlo facilísimamente. Por eso, a veces, andamos un poco
despistados o indiferentes y no sentimos su amor y presencia. Pero él no deja
de estar a nuestro lado siguiendo nuestra historia personal y esperando ese
momento oportuno en el que nosotros le permitamos realizar la mezcla
transformadora entre su levadura y nuestra harina.
Pensamos
brevemente: ¿Tenemos dificultad en creer que Jesús es la levadura que
transforma nuestra masa, nuestro diario vivir? Acordémonos de la Virgen, a ella
tampoco le fue fácil pero dijo sí. (Interiorizamos en silencio). Compartimos
luego lo que hayamos entendido o lo que nos parece extraño. Oramos
espontáneamente al Señor o rezamos juntos el Padrenuestro que el Señor nos
enseñó.