viernes, 11 de octubre de 2013

ORACIÓN DE LA MAÑANA 11 DE OCTUBRE

EL FARISEO Y EL PUBLICANO: Cuarta reflexión-oración

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14:

“A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola:” -Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano”.


Jesús lleva tres días contándonos, a nosotros, alumnos del Amor de Dios, esta parábola o ejemplo que él veía ocurría entre la gente de su época, pero que sabe nos pasa a nosotros también y por eso nos la ha ido explicando a lo largo de estos días como algo que necesitamos saber para conocernos. Quien más nos quiere en este mundo es Jesús y, además, es el único que conoce cuál es nuestra verdad o mentira y nos ayuda a descubrirla   a través de su Evangelio. Si somos sinceros pues, habremos visto que, dentro de nosotros hay un fariseo y un publicano en nuestra forma de relacionarnos con Dios Padre y con los demás. Que el Señor, cuando nos dirigimos a él, sabe si lo hacemos al estilo fariseo o al estilo publicano. Y nuestros compañeros,  profesores,  padres y demás familiares  notan, igualmente, si les hablamos desde la humildad, el respeto, el reconocimiento, el amor, el compartir lo que somos… o desde la prepotencia, el desprecio, el creernos más que los otros, el intentar que caigan en la cuenta de todo lo que hacemos y valemos…Vamos entonces a pensar y orar junto al Señor, sinceramente, y con toda confianza, en el amor de Jesús a cada uno de nosotros. (Pausa reflexiva) Podemos a continuación cerrar nuestros ojos y ver la imagen de Jesús en nuestro interior si eso nos ayuda más a realizar la siguiente oración:
 
En primer lugar, gracias, Señor, por tus enseñanzas, por tus consejos, por tus ejemplos que nos ayudan a descubrir cómo somos y cómo podemos llegar a ser. Te damos gracias también porque nunca nos engañas y nunca nos rechazas. Porque a través de tus parábolas, nos vas guiando con tu luz y consejo hacia ese reino de felicidad que nos quieres dar a todos ya en este mundo y luego en el otro.
 
Queremos pedirte, igualmente, que nos perdones si hemos sido fariseos orgullosos que te hemos despreciado a ti y a los demás, y que nos hagas humildes y sencillos. Queremos  pedir perdón a los que hayamos hecho mal con nuestras palabras, actitudes y rechazos. Y, a la vez, perdonamos de todo corazón a los que se han portado mal con nosotros alguna vez o muchas, pues así nos pareceremos a ti que siempre nos perdonas y acoges.  (Podemos cogernos de la mano o darnos la paz).
 
Queremos también tener presente a nuestra madre la Virgen, para que  nos ayude a ser sencillos  y contemos siempre contigo como lo hacía ella. Rezamos el Ave María.
 
Compromiso. Repetir  a lo largo del día: “Todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado”. (Podemos escribirlo en la pizarra).