16 de enero.
PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL SEMBRADOR. Reflexión cuarta.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Mc 14, 1-20: “Continuó Jesús diciéndoles: - De igual modo, lo sembrado en terreno pedregoso son los
que, al oír la palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en
sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o
persecución por causa de la palabra, sucumben en seguida”.
Jesús, que nos conoce porque entra en nosotros como una
pequeña semilla, sabe cómo lo escuchamos y acogemos, por eso nos sigue
explicando esta parábola. Hoy nos alerta ante dos cosas positivas y dos negativas:
Positivas:
- Nos dice que SÍ oímos la palabra y lo hacemos con alegría.
Negativas:
- Pero que somos poco profundos (no tenemos raíces) e inconstantes.
¿Por qué esta contradicción de sí y no? ¿Por la dureza de
nuestro corazón que se parece un poco a una piedra en ocasiones? ¿Por qué no
sabemos escuchar? Cuando tenemos el corazón duro es que no amamos lo
suficiente, por eso nos ilusionamos de repente y luego nos olvidamos de todo,
no somos constantes. Igualmente, si no sabemos escuchar con interés, atención y
afecto lo que oímos pronto se nos olvida, no echa raíces dentro de nosotros y
no puede crecer ni dar fruto.
¿Le damos importancia pues, a saber
escuchar a los demás? ¿Nos cuesta? ¿Sabemos apreciar al que nos escucha cuando le estamos hablando?
Y en nuestra oración con DIOS ¿lo oímos? ¿Lo escuchamos? Dios nos
habla de muchas maneras: a través de la bondad, la generosidad, la
disponibilidad, a través de muchos buenos detalles de tantos compañeros, profesores o familiares que nos
rodean. O los hechos alegres, y también las pruebas, las dificultades que son
como puentes de diálogo que Dios nos pone a nuestro alcance.
Oración: Señor,
hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella.
Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella.
Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante para saber acoger y
trasmitir tu gracia.