PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL SEMBRADOR. Reflexión sexta.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Mc 14, 1-20: “Continuó Jesús diciéndoles: - Lo sembrado en tierra buena son aquellos que oyen la
palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento”.
Jesús, al fin, puede decirnos que la semilla cae en tierra
buena y es capaz de producir el fruto según los talentos que Dios le dio a cada
uno: el treinta, el sesenta o el cien por cien. Por eso tenemos que tener en cuenta que:
·
Para que haya fruto antes tiene que
haber siembra. Debemos por tanto escuchar cada día la Palabra y acogerla
dentro.
·
La semilla para fructificar, ha de enterrarse antes y
morir y saber esperar. Luego comenzará a verse el tallo y luego la espiga.
· La espiga se convertirá en el pan de
vida. Volvemos pues a encontrarnos, con el que fue nuestro sembrador, en la
eucaristía.
· La semilla-espiga no está formada
por un solo grano, sino por muchos y cuando son molidos ni siquiera se
distinguen uno de otro, se forma una unidad de harina, de pan, de amor entre
todos. (¿Entendemos todo esto? Podemos dialogar sobre ello y manifestar lo que
pensamos o comprendemos).
Oración-Reflexión.
Jesús, tú, como semilla, sí sabes lo que es estar dentro de las distintas
tierras en las que te acogemos y seguro te alegras mucho cuando puedes crecer
en nuestro interior siendo tú mismo: amor, humildad, servicio desinteresado,
perdón siempre y para todos, acogida sin distinción, esperanza…Te damos gracias
por todas las veces que somos esa tierra buena que te permite ser todo eso y te
pedimos tengas paciencia cuando otras veces seamos cardos o piedras o caminos
que no te dejan realizar tu misión entre
nosotros. Es pena, pero reconocemos que es así y que con estos altibajos no
favorecemos la convivencia pacífica y armoniosa entre nosotros ni dejamos que
tu Reino crezca y se manifieste en cada uno de los que somos cristianos,
seguidores tuyos. Que este día sea un nuevo comienzo.