15 de enero.
PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL SEMBRADOR. Reflexión tercera.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Mc 14, 1-20: “Los que seguían a Jesús con los apóstoles le
preguntaban por el significado de la parábola. Les dijo: - El sembrador siembra la palabra. Los que están a lo largo
del camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen,
viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
Como hicieron los apóstoles y demás seguidores, también
nosotros deseamos que Jesús mismo nos explique esta parábola.
Primeramente
identificamos:
- ¿Quién es el SEMBRADOR? Dios Padre.
- ¿Quién es la SEMILLA? Jesús, Palabra de Dios que nos habla del Reino de los cielos.
- ¿Quiénes son los distintos lugares en los que cae la semilla? Cada persona humana.
- ¿Por qué sembrará Dios su Palabra en
un camino, entre piedras, entre cardos y en tierra buena? Porque su salvación
llega a todas las partes de nuestra vida, estén sanas o enfermas y nunca deja
de hacernos bien y de amarnos aunque no
le correspondamos o no lo dejemos crecer y se pierda parte de la semilla.
Segundo: reflexionamos sobre el camino.
- El camino es algo superficial, por el que se pasa por encima sin parar. En él no se pueden echar raíces ni crecer. No es un lugar en el que se vive. Eso le pasa a la semilla-palabra, ahí no puede permanecer ni crecer.
- Lo que hay en un camino es pisado,
estropeado o comido por los pájaros. Lo que hay en el camino no es propio. Lo
mismo le ocurre a los que reciben la semilla-palabra de forma superficial, se
les va a olvidar pronto, no va a producir fruto.
Tercero: oramos con esta reflexión.
- Es la hora, Señor, para detenernos a pensar si nuestra vida es camino superficial por el que todo pasa y nada queda, dejándonos vacíos, sin fecundidad de vida feliz, esperanzada, comprometida
- Es la hora de decidir, Señor, que no podemos quedarnos en lo superficial solamente, tenemos que dejarnos sembrar por tu palabra y la palabra de los que nos quieren para crecer y tener vida propia.
- Es la hora, Señor, de que tu semilla crezca en nosotros.
Gracias por ella.