viernes, 14 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA 14 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: EL BUEN SAMARITANO. Reflexión quinta.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37: “Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva”.

Jesús nos sigue enseñando varias  cosas importantísimas en este final de la parábola:

·        Primera, que él corre con todos los gastos del herido antes  de marcharse de la tierra y volver a su hogar del cielo, pues es el buen samaritano. Además pone en nuestro corazón todo el bien que debamos hacer a los demás para ser buenos samaritanos como lo fue él.
·        Segunda, que cuando vuelva a lo largo de nuestra vida, y al final de la misma, nos recompensará el esfuerzo de haber sido buenos samaritanos con tantos heridos y necesitados de este mundo como tenemos a nuestro lado.
·        Tercera, que debemos entender que si él fue el buen samaritano, todos los cristianos debemos serlo igualmente.

Reflexión. Pero Jesús, no sólo fue buen samaritano, sino que también fue asaltado, maltratado, herido y matado, pero resucitó porque su vida no tiene fin. No obstante, no se desentendió de nosotros, siguió y sigue siendo buen samaritano acercándose a nuestro lado para ver lo que nos ocurre y curarnos con su amor y compasión.  Ahora y siempre podemos contar con Él que ya ha pagado y seguirá pagando gratuitamente por todo lo que necesitemos cada uno de los seres humanos, sin distinción.

Oración de acción de gracias. Recordamos las veces que Jesús nos ha curado y liberado del mal y le damos gracias. (Breve silencio).
Gracias, Jesús, por el regalo de comunicarnos a través de esta parábola, cómo eres y cómo quieres que seamos. Todos: gracias, Señor.
Gracias porque nos transmites confianza con un amor y generosidad que no pide nada a cambio pues sólo buscas nuestra felicidad. Todos: gracias, Señor.
Gracias porque cuando aceptamos tu amor y curación quedamos llenos de un bien y felicidad que contagia y deseamos compartir con los demás. Todos: gracias, Señor.

Gracias, Jesús, por la posibilidad de parecernos a ti, no sólo  como buenos samaritanos para ayudar a los demás, sino también como personas que podemos ser heridas, como lo fuiste tú, pero que sabremos también perdonar. Todos: gracias, Señor.