lunes, 17 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA 17 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: EL BUEN SAMARITANO. Reflexión sexta.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37: “¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? Él dijo: -El que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo: -Vete y haz tú lo mismo”.

Si volvemos al principio de esta parábola recordaremos cómo el doctor de la Ley le hizo a Jesús dos preguntas: qué tenía que hacer para heredar la vida eterna y quién era su prójimo. Al final, después de lo contado por Jesús, él mismo contesta a  sus dos interrogantes, pues la preocupación que tenía no era la de amar a Dios sino la de a quién querría Dios que amara para así quedar tranquilo. Pues bien, Jesús le enseñó que:
  • ·        La condición de prójimo no depende de la raza, del parentesco, de la simpatía, de la cercanía o de la religión.
  • ·        La humanidad no está dividida en prójimo y no prójimo.
  • ·        Para que  sepamos quién es nuestro prójimo, esto sólo depende de que  lleguemos, veamos, nos movamos a compasión y nos acerquemos. Si nos aproximamos y nos acercamos, el otro será nuestro prójimo. La proximidad pues depende de cada uno y no del otro, que no podía ni moverse.
  • ·        El doctor pregunta ¿quién es mi prójimo? Jesús pregunta ¿quién fue prójimo del hombre asaltado? Son dos visiones diferentes: el doctor pregunta desde sí y Jesús pregunta desde las necesidades del otro. LA DIFERENCIA ES MUY NOTABLE.
  • ·        Y nosotros ¿qué diríamos si nos preguntasen quién es nuestro prójimo LO HARÍAMOS PENSANDO EN NOSOTROS O EN LOS DEMÁS COMO JESÚS?


Oración. Al final, Señor, tenemos que reconocer que el AMOR más grande y desinteresado solamente es el tuyo, pues es el único que piensa en los demás tal como son y están; sin distinción de ninguna clase porque has venido para todos y nos tienes a todos en tu corazón y nos reservas la felicidad que tanto deseamos. Gracias, Jesús y ayúdanos a parecernos un poco a ti. Amén.