martes, 25 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA 25 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: LAS DIEZ JÓVENES LLEVANDO SUS LÁMPARAS. Reflexión primera.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del  Evangelio según san Mateo 25, 1-13: “Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que salieron con su lámpara a recibir al novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.

N
uevamente Jesús nos va a dar una idea de lo que es el Reino de Dios a través de una parábola inspirada  en la celebración de una boda judía de la época. No se va a detener en la invitación previa ni en la celebración del banquete o del traje que hay que llevar, que ya nos lo contó en otra parábola. Se va a fijar solamente en lo siguiente:
·    Que era costumbre que  diez jóvenes, situadas en dos filas, acompañaran a la novia con sus lámparas (No había luz eléctrica en aquella época) para recibir al novio cuando llegase a celebrar la boda.
·        Que era condición imprescindible tener luz en la lámpara para verlo y acogerlo cuando hiciese su aparición, pues la fiesta, que ya había comenzado durante el día, se prolongaba durante la noche.
·        Que no se sabía exactamente cuándo iba a llegar el esposo.
·       Que no todas las jóvenes a veces eran responsables y cumplían los requisitos del recibimiento para poder participar luego en el banquete con su luz propia.

Sí, podremos decir, Jesús contó esto entonces cuando él vivió y con imágenes de su época pero,  nosotros hoy ¿cómo podremos entenderlo? Pues casi igual, ya que cada persona cuando nace queda invitada al banquete del Reino de los cielos, es decir,  a vivir su vida ya en este mundo con sentido de fiesta y  alegría; por eso recibe una lámpara con aceite para  tener luz propia siempre y poder esperar con ilusión y luminosidad esos momentos en los que el Señor llega para celebrar la fiesta con cada uno de nosotros. Lo importante es tener nuestra lámpara encendida y así lo veremos.  ¿Cómo?

Si ahora, por ejemplo, estáis escuchando con interés estas palabras de Jesús, ya tenéis la luz encendida. Si luego continuáis con alegría esta jornada de trabajo escolar, seguís permaneciendo en la luz. Si más tarde sois cariñosos con vuestros padres y hermanos y sabéis dar gracias por la comida tan buena que hace vuestra madre y reconocéis el trabajo de vuestro padre y dialogáis con ellos y le contáis cómo fue el día, vuestra lámpara no se apaga  y os encontraréis con mucha alegría y paz en vuestro interior.


Vamos pues a pensar que somos niños o adolescentes sensatos, que siempre somos felices con nuestra luz propia encendida,  ya que no nos valdría solamente   ver que los demás lo son, no, tenemos que serlo nosotros también. Le pedimos a la Virgen que nos ayude en este día a tener nuestra lámpara preparada como ella la tuvo siempre a pesar de sus dificultades. Rezamos el Ave María.