lunes, 24 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA 24 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: EL BANQUETE DE BODAS. Reflexión quinta

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 16-24: “Jesús tomó de nuevo la palabra y les habló en parábolas: El Reino de Dios se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo y envió criados para llamar a los invitados”.

Vamos a realizar una síntesis de lo que Jesús nos ha querido enseñar principalmente con esta parábola. (Podemos irlo diciendo cada uno. Luego completamos. Hacemos breve silencio para escuchar).

·        Dios Padre no se desentiende de sus hijos, abandonándolos una vez colocados en este mundo. No. Nos ofrece la vida humana y la completa con la suya propia. Por eso en este momento queremos darle gracias por ser hijos suyos atendidos en todo momento. Gracias, Señor. Todos: gracias, Señor.

·        Esta vida divina  suya llega a nosotros a través de la persona de Jesucristo, pero de forma  íntima, no superficial. Sino como hizo con María, entrando en nuestro interior para formar una unidad de amor y vida. Por tanto, Dios ya no es algo abstracto o lejano, que no lo podemos ni imaginar. Pues Señor, por haberte hecho tan concreto y cercano, te damos gracias. Todos: gracias, Señor.

·        Dios Padre, una vez que nos crea como hijos, quiere hacernos felices desde el primer momento de nuestra existencia en la tierra, por eso nos invita una y otra vez a participar de esta felicidad acogiendo a Jesús a través de su palabra y participando en el banquete de su cuerpo, de su perdón, de su familia y de su entrega a los demás. Para que siempre sepamos responder a esta invitación, le pedimos su ayuda. Señor, concédenos la gracia de tu fuerza para responderte. Todos: Concédenosla, Señor.


·        También sabemos por experiencia propia que no siempre aceptamos esta invitación al banquete de bodas con su Hijo y preferimos nuestras cosas e intereses antes que los del Señor y los demás. Por eso, humildemente lo reconocemos y te pedimos disculpas, Señor. Todos: discúlpanos, Señor.