"Cuando la
niña superó la edad de la lactancia y cumplió tres años, sus bienaventurados
padres la llevaron al templo de Dios y la consagraron como ofrenda, según la
promesa que habían hecho antes de su nacimiento. Joaquín dijo: -Llamad a las hijas de los
hebreos y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan,
para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que
esté fuera del templo del Señor. Ellas hicieron
lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. El
Sumo Sacerdote recibió a la niña, y abrazándola, la bendijo, y exclamó: -El
Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el
último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de
Israel. E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor
envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de
Israel la amó. Sus padres salieron del templo llenos de admiración, y
glorificando al Omnipotente, porque la niña no se había vuelto atrás”. (Del
Protoevangelio de Santiago –VII, 2-VIII). Y María recibió, junto al cariño y la
educación de sus padres, la educación y el cariño de quienes en el templo le
enseñaban el camino de Dios a través de la Biblia.
ORACIÓN. Te
entregamos, Virgen Niña, nuestro corazón para que lo presentes a Jesús. Y que
por el amor y complacencia con que te
aceptó, cuando a la temprana edad de tres años te consagraste a Él, acepte también el nuestro e imprima en él lo bueno que tú tenías y que a
nosotros aún nos falta, para que, a imitación del tuyo, le sea agradable.
Enséñanos a hacer buen uso de las cosas que tenemos; haz que siempre sea nuestro
único deseo crecer en el amor de Dios, cumpliendo siempre su Voluntad. Te presentamos también las
necesidades de todos los que no te conocen y no pueden amarte. Oh Virgen Niña,
atráelos con tus inspiraciones para que, amándote todos como hijos, cantemos algún día junto a ti la gloria y la bienaventuranza de tu hijo Jesús, nuestro
Señor en el Cielo. Amén.
COMPROMISO. Hoy seguimos componiendo
la segunda secuencia de la vida de María: su presentación en el Templo para
recibir una educación adecuada. Colaboramos haciendo una felicitación a María y
a sus padres por esta decisión.