Buenos días a todos en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo
Contestación de los alumnos a María
Querida María: Nosotros, alumnos del Amor de Dios, agradecemos que nos vayas contando cómo era tu pueblo, qué hacía, cuál era su fe y su respuesta a Dios y a los hombres y cómo tú fuiste educada en estas mismas costumbres y fe. Hoy nos llama la atención que nos digas que un hombre, llamado Isaías, que vivió ocho siglos antes que tú, hubiese anunciado al pueblo, en nombre de Dios, que el Salvador nacería en Israel. ¿Cómo podría saberlo con tanta anticipación? Esperamos nos respondas a esta pregunta en tu próxima carta. No obstante, queremos dar gracias al Señor, en la oración de esta mañana, porque tú creíste y esperaste que lo que anunció el profeta se haría realidad: que del árbol genealógico de Jesé, padre del rey David, nacería un Niño que estaría lleno del Espíritu del Señor, porque a nosotros, a veces, nos cuesta creer como crees tú; nos cuesta unirnos a la historia de millones y millones de hombres que leen y escuchan la Biblia como Palabra de Dios, que conduce con amor, el destino de los hombres a lo largo de la historia humana. Hasta mañana, María. Ruega por nosotros al Señor y acompáñanos a lo largo del día.
Tus queridos alumnos del “Amor de Dios”.
Breve pausa para unirnos a la fe de la Virgen en la espera del auténtico Salvador de este mundo, pues hoy, como ayer, se nos siguen ofreciendo muchos salvadores. Y nosotros, equivocadamente, ponemos nuestra esperanza en cosas que nunca serán la solución definitiva y que nos dejarán, finalmente tirados. Podemos comentar en qué y en quiénes confiamos o terminar sencillamente rezando el Ave María.