Buenos días a todos en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo
Contestación de los alumnos a María
Querida María: Tienes
razón, entre tú y nosotros no hay distancias. Tú nos quieres y nos hablas;
nosotros te queremos y te hablamos. Tú nos cuentas tu historia real y nosotros
intentamos aprender de ella. Hoy nos ha gustado mucho saber que lo más
importante no es entender el misterio de Dios sino aceptarlo, pues es lo que te pasó a ti. Por eso nos animas a
intentar tener la misma experiencia de
felicidad que tú tuviste en este mundo
acogiendo a Jesús en ti, en tu casa y en
tu vida de sociedad o relación con la gente del pueblo. Seguimos admirando
también cómo cada época de la historia humana tuvo como centro a Jesús, pues
los que vivieron antes que él, se prepararon para recibirlo. Cuando estuvo en
la tierra todos lo siguieron o lo rechazaron y a nosotros, que vivimos después
de su muerte y resurrección, nos pasa lo mismo, su persona no deja indiferente
a nadie, pues estamos con él o contra él, según nos dijo Jesús mismo en el
Evangelio. Nos gustaría ser buenos hijos, buenos estudiantes, buenos amigos, saber
disfrutar sanamente de todo lo que la vida nos ofrece, pero también, pararnos a
pensar que nada de esto será posible sin ser buen creyente, buen seguidor de
Jesús, pues sólo él es el que da sentido a todo haciéndolo eterno, definitivo.
¡Queremos vivir y gozar para siempre y no sólo para ahora! Ayúdanos, pues,
María, con un poco de tu fe y sencillez. Te lo pedimos con la confianza de
hijos.
Tus alumnos “Amor de Dios” que te quieren.