En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 14, 7-14: “El que se ensalza,
será humillado; y el que se humilla, será ensalzado… Cuando des un banquete,
invita a los pobres, mancos, cojos y
ciegos. Dichoso tú, porque ellos no pueden pagarte; pero te pagarán en
la resurrección de los justos”.
¿QUÉ
DESTACA HOY JESÚS EN ESTA BREVE SÍNTESIS
DE LA PARÁBOLA?
·
Su propia vida de humildad, de amor y
entrega.· La vida de María, su madre, igualmente humilde y acogedora de Dios y de los hombres.
· La vida de todos los que deseen ser como él y la Virgen.
VIDA DE JESÚS:
© Fue
invitado a descender, a hacerse hombre como nosotros, con las mismas
necesidades.© Fue invitado a pasar treinta años llevando una vida normal y corriente; escondido casi en Nazaret y trabajando de carpintero.
© Fue invitado a invitar a los demás y a mostrarles el amor de Dios como Padre, y a ofrecerles el hogar donde este Dios Padre vive para siempre, pero empezando ya a disfrutarlo aquí a través de ese Reino suyo de amor y vida que nos fue predicando con su Palabra y mostrando con la entrega de su persona.
© Que él está dentro de cada uno para ayudarnos desde su propia vida a hacer realidad esto que nos enseña de palabra y de obra.
Y todo esto, sólo por
amor, sin esperar recompensa o ser reconocido o aceptado o porque nos lo mereciéramos.
Sino sólo y exclusivamente porque nos vio necesitados, pobres, mancos, cojos,
ciegos y que nunca podríamos pagarle con
nada, excepto con el deseo de que algún día queramos ser felices con él en la resurrección, en su Reino de
felicidad y participando en su banquete de bodas con toda la humanidad. (Breve
pausa para darle gracias a Jesús por el testimonio de humildad, generosidad y
entrega gratuita a todos los hombres).
¿Cuál creemos debería
ser nuestra respuesta a esta invitación humilde y generosa de Jesús de formar
parte de su Reino de felicidad y bien? (Pueden expresarse en voz alta si lo
desean). ¿Cuál debería ser nuestra actitud? La misma de la Virgen: “Aquí está
la esclava del Señor. Hágase en mí según tu Palabra.
¿Cuál sería nuestra
oración? También la de la Virgen: “Proclama mi alma la grandeza del Señor. Se
alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su
sierva. Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación”. Amén.
Que hagamos realidad
todo lo que Jesús nos quiso transmitir con esta Parábola y que él fue el
primero en vivir.