En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Lucas 13, 20-21:
“También dijo Jesús: -¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa”.
“También dijo Jesús: -¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa”.
Hoy
reflexionamos esta parábola de Jesús pensando en la Virgen María como compañera
de Jesús y madre suya, en Nazaret, a lo largo de treinta años. Lo hacemos a
través de unas preguntas.
Pregunta.
María ¿qué te llamaba más la atención de Jesús en estos años? Repuesta. Cómo
era uno más en la familia y en el pueblo. Pero, a la vez, cómo destacaba por su humildad y obediencia, su cariño, su ayuda a todos y su
forma de hablar con Dios y las personas.
Pregunta.
María ¿cuál fue el beneficio o privilegio mayor que recibiste de él? Respuesta.
El vivir siempre a su lado recibiendo su cariño y el poder colaborar para
hacerlo presente como levadura que venía a transformar nuestra humanidad,
empezando por la mía, para darnos una
felicidad sin fin.
Pregunta.
María ¿qué nos aconsejarías a cada uno de nosotros?
Respuesta. Que hicierais lo mismo que yo: creer y acoger sin entender, pues lo más bonito es vivir con alguien que ama, perdona, ayuda y comprende sin límites y más allá de esta vida presente, seamos como seamos.
Respuesta. Que hicierais lo mismo que yo: creer y acoger sin entender, pues lo más bonito es vivir con alguien que ama, perdona, ayuda y comprende sin límites y más allá de esta vida presente, seamos como seamos.
Oración:
Santa María, madre de Jesús y nuestra, mezcla nuestra vida cada día con la de
Jesús como tú mezclaste la tuya, para que podamos alcanzar ya su Reino viviendo a su lado, pareciéndonos a él y a ti.
Amén.