En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 13, 44: “El reino de los cielos es
como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió
a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese
campo”.
¿A
QUIÉNES REPRESENTA EL CAMPO?
El
“campo” es la vida, la Palabra de Dios, los sacramentos, la
Iglesia, la oración, la entrega a los demás, el trabajo, la fiesta, el
descanso...
Seguimos reflexionando
sobre Jesús como el único tesoro que merece la pena buscar porque permanece
para siempre. Hoy, nos acercamos a
buscarlo en otra parte del campo de la tierra donde él permaneció cuando vivió:
1.
Estuvo en la Palabra de Dios que enseñó;
en los sacramentos que inició; en la oración que practicó y nos transmitió, en
la Iglesia que fundó con sus apóstoles, su Madre y las mujeres que lo seguían en la predicación. Ahí estuvo y está Jesús, el tesoro
escondido que no pasa, en la vida del Espíritu que nos transmite en la Iglesia.
(Pausa para pensar si nosotros buscaríamos a Jesús en la Iglesia, los
sacramentos, la oración:
o
¿Lo estamos buscando en este momento que
reflexionamos su Palabra en el Evangelio o no deseamos enterarnos bien y que
nos ayude? (Breve pausa).
o
¿Lo buscamos, junto con todos los
cristianos, cuando vamos a celebrar la eucaristía cada domingo y a recibirla
como nos mandó el Señor? (Breve pausa).
o
¿Lo buscamos en el silencio de la noche
al acostarnos acordándonos de hablar con él contándole nuestras cosas del día y
pidiendo por ellas? (Breve pausa).
o
¿Lo deseamos encontrar en los demás
sacramentos: confesión, confirmación…? (Breve pausa y comentario sobre cómo
cada uno va encontrando a Jesús en estas formas de relacionarnos con él y
conocerlo).
Oración: Jesús, tú eres
nuestro gran tesoro, el único que va a permanecer. Gracias porque te
encontramos cuando leemos la Biblia o escuchamos atentamente cuando nos la
explican. Gracias porque podemos recibir
tu vida con el pan de tu eucaristía,
según tú nos prometiste. Gracias porque muchas veces podemos recordarte y
rezarte y sentirte cerca a través de la oración
ya que tú vives en nosotros. Acompáñanos a lo largo de este día para que
nuestra búsqueda del tesoro nos sea fácil y lo logremos. Amén.