EL TESORO ESCONDIDO. Quinta reflexión-oración
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 13, 44: “El reino de los cielos es
como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió
a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese
campo”.
¿QUIÉNES REPRESENTAN AL HOMBRE QUE BUSCA EL TESORO?
¿QUIÉNES REPRESENTAN AL HOMBRE QUE BUSCA EL TESORO?
Ese
hombre somos cada uno de nosotros, que tenemos nuestro propio campo y debemos
comprobar si se parece al campo del Tesoro porque si no tenemos que vender todo
para comprar el de Jesús.
COMPROBAMOS:
NUESTRO CAMPO
No queremos trabajar
con todos, sólo con los amigos. Debo vender este campo para comprar el del
Tesoro.
Si veo peleas, en vez de poner paz y armonía, animo para que se sigan peleando. Debo de vender este campo pues no tiene el Tesoro.
En el juego prefiero ganar siempre aunque sea con trampas. A mis padres y profesores les digo alguna mentira. Este campo no tiene el Tesoro. Debo venderlo.
Leo muchos libros, pero el Evangelio de Jesús no. Rezo poco y me cuesta ir a misa y confesarme. Tengo que vender este campo y comprar el del Tesoro.
EL CAMPO DONDE ESTÁ
ELTESORO
Jesús enseñó a toda
clase de personas sin excepción y les entregó su amistad, ayuda y cariño.
Jesús, ante los
acusadores de la mujer pecadora o de Zaqueo o los suyos propios puso la verdad,
el perdón y la entrega de sí mismo
A Jesús querían
obligarlo a ser rey para poder los discípulos gobernar pero dijo que su Reino
no era de este mundo. Por decir la verdad lo condenaron a muerte
Mis Palabras son verdad
y vida. El que come mi carne vivirá para siempre. Cuando oréis decid: Padre
nuestro que estás en el cielo…
(Pausa para la
reflexión, compartir lo aprendido o
aclarar las dudas que nos hayan surgido. ¿Nos ha ayudado esta Parábola a ser un
poco más auténticos, a buscar sólo el bien?).
Oración:
Así, Señor, podríamos seguir buscando el Tesoro en el campo de tu vida, es
decir, comparando lo que nosotros tenemos y hacemos, con lo que tú tuviste e
hiciste. Concédenos la gracia de ser buscadores del auténtico tesoro para que
vayamos acumulando sólo lo que merece la pena, lo que, por su gran valor, va a
permanecer para siempre dándonos alegría y felicidad. Te lo pedimos por
intercesión de María, tu madre. Amén.