EL FARISEO Y EL
PUBLICANO: Segunda reflexión-oración
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 18, 9-14: “Dos hombres subieron al templo a orar; uno
fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta
manera: -¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres,
ladrones, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces
por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.
Jesús escucha siempre nuestra oración y ve también siempre con qué actitud nos
dirigimos a él.
¿Qué destaca Jesús entonces en esta segunda parte de la
parábola?:
-
Dos formas de orar a Dios.
- Una de ellas, la del fariseo, consiste
en ver sólo lo malo de los demás y sólo lo bueno suyo.
REFLEXIÓN: Hoy nos
fijamos en la actitud interior y exterior de este hombre fariseo que reza:
permanece de pie, como demostrando estar casi a la misma altura de Dios ¿en la
bondad y en el amor? No, porque él cree
que es suficiente, para ser bueno, rezar y cumplir todo lo que está mandado en
la ley de Dios en cuanto a los ayunos y diezmos. Y, ¿lo que está escrito sobre
el amar al prójimo como a uno mismo? Eso no lo tenía en cuenta puesto que se
creyó más que el publicano que estaba allí rezando también y lo despreció
acusándolo de que era malo. Que nos parece ¿es suficiente rezar y cumplir
externamente lo mandado y no tener en cuenta el amor y la aceptación de los
demás? Cuando rezamos ¿nos creemos mejores que los demás y los acusamos?
(Silencio para pensar y responder). Como este hombre rezaba y cumplía la ley y
no era bueno ¿lo mejor es no cumplir ni rezar? (Silencio para pensar y
responder lo que sea correcto).
Oración.
Hoy, Señor, sólo desearíamos pedirte dos cosas; una: humildad para acercarnos a ti y a los demás con consideración
y respeto; dos: que nos ilumines
para conocernos y aceptarnos a nosotros mismos tal como somos y no como imaginemos que deseamos ser. Te lo vamos
a pedir con la fuerza de la oración que tú nos enseñaste: el Padrenuestro.