viernes, 25 de octubre de 2013

ORACIÓN DE LA MAÑANA 25 DE OCTUBRE

PARÁBOLAS DE JESÚS: EL TESORO ESCONDIDO. Primera reflexión-oración

Con la presente PARÁBOLA que Jesús nos va a contar nos quiere ayudar a descubrir que, no todo lo que hacemos o intentamos ser tiene valor, felicidad auténtica; sino que debemos buscar dónde está lo que vale, lo que tiene sentido, lo que merece la pena porque permanece para siempre y construye un mundo nuevo que no pasa ya aquí y en el más allá: EL REINO DE DIOS.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según san Mateo 13, 44: “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo”.

Realidades que vemos en esta parábola que nos ayudan a  entender lo que es el  REINO DE DIOS vivido y enseñado por Jesús:
·         Vemos: un tesoro, que representa a Jesús.
·         Un campo, que representa la Palabra de Dios, los sacramentos, la Iglesia, la oración, la entrega a los demás, la vida, el trabajo, la fiesta, el descanso...
·         Un hombre que descubre el tesoro y vendo todo lo que tiene para adquirirlo. El hombre es cada uno de nosotros.
   FUNCIONES QUE REALIZA CADA UNO
*        Jesús, como tesoro,  es el único que tiene valor y que da valor y sentido a todo con su vida en nosotros y en medio de nosotros.
*        El campo contiene, alberga, esconde  el tesoro-Jesús dentro de él.
*        El hombre es buscador del tesoro auténtico y no sólo de aquello que parece que brilla y resalta mucho, pero luego  termina oxidándose.

REFLEXIÓN. “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo”. Jesús es este Reino de los cielos que como la levadura que transforma o la semilla buena de trigo que tiene vida y ahora como el tesoro que tiene el valor mayor de cuanto existe, viene al interior de cada uno de nosotros para compartir toda la felicidad-reino que él ya vivía en el cielo. Jesús vale más que todas las personas, que todo el dinero, que todos los descubrimientos, que toda la sabiduría, que todas las diversiones y que todas nuestras penas y alegrías. ¿Por qué? Porque no tiene fecha de caducidad y todo lo demás sí. La niñez y la juventud pasan. La familia, la vida, los amigos, lo que tengamos…todo, todo llega a su fin. Sólo queda Jesús, el tesoro que está dentro de nosotros y que merece la pena buscar en nuestro interior, porque es el que hace que seamos eternos como él. (Breve pausa. Podemos comentar o pedir aclaraciones).

Terminamos pidiendo ayuda para descubrir lo que más vale y está encerrado en nosotros mismos con la súplica del Padrenuestro a Jesús y el Ave María a la Virgen.