viernes, 4 de octubre de 2013

ORACIÓN DE LA MAÑANA 4 DE OCTUBRE

LA CIZAÑA:  Segunda reflexión-oración
 
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
 
Lectura del Evangelio según san Mateo 13, 24-30: “Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: -Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña? Él les contestó: -Algún enemigo lo ha hecho esto”. 

Realidades que vemos en esta parábola que nos ayudan a  entender lo que es el  REINO DE LOS CIELOS explicado por Jesús:

  • Se ve que comienza a brotar la hierba y  el fruto bueno.
  • Se ve también que ha brotado otra hierba, la cizaña, que oprime al trigo,  le hace mal, no le permite crecer libremente.
  • Surge entonces una pregunta en los trabajadores  que se la hacen al dueño de la siembra y del campo: Si sólo has sembrado semilla buena ¿cómo aparece el mal?
  • Su respuesta es un poco enigmática: algún enemigo lo ha hecho.
REFLEXIÓN: Lo más importante entonces sería descubrir quién es ese enemigo. ¿Con quién lo identificaríamos nosotros? ¿Podrá ser esa pereza que no deja crecer sano nuestro cumplimiento del deber de estudiar o de ayudar en la familia o de cumplir como cristiano? ¿Será  esa envidia que nos entristece viendo todo lo que saben o tienen los demás y quisiéremos poseerlo  quitándoselo o superándolos?  ¿Será acaso hacer sólo lo que nos gusta aunque no nos haga bien o lo que hagan todos? ¿Podría ser igualmente el protagonismo, el deseo de sobresalir, de ser admirados, de buscar sólo quedar bien?  Lo que sea sabemos que está dentro de nosotros, en el mismo lugar donde Dios Padre sembró a Jesús, trigo bueno; por eso, no debamos de buscar fuera de nosotros al sembrador de la cizaña, de lo que nos hace daño, sino en uno mismo, pues ¿no nos sentimos dueños de nuestro cuerpo, cualidades, forma de ser, nuestra vida en una palabra? La pregunta sobre quien sembró la cizaña no se la debamos hacer al Dueño de la vida, sino a nosotros mismos. ¿Qué siembro yo en mí mismo? ¿Qué quiero recoger?  Vamos a pensarlo un momento en silencio. (Podemos compartir nuestra opinión o hacer algún comentario o preguntar algo que no quede claro). 
 

Oramos al sembrador del bien con oraciones espontáneos o con el Padre nuestro y Ave María para que Jesús y su Madre nos ayuden a comprometernos en la siembra del bien en nuestro interior.