LA CIZAÑA: Segunda reflexión-oración
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del Evangelio según
san Mateo 13, 24-30: “Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces
también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: -Señor, ¿no
sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña? Él les
contestó: -Algún enemigo lo ha hecho esto”.
Realidades
que vemos en esta parábola que nos ayudan a
entender lo que es el REINO DE LOS CIELOS explicado por Jesús:
- Se ve que comienza a brotar la hierba
y el fruto bueno.
- Se ve también que ha brotado otra
hierba, la cizaña, que oprime al trigo,
le hace mal, no le permite crecer libremente.
- Surge entonces una pregunta en los
trabajadores que se la hacen al dueño de
la siembra y del campo: Si sólo has sembrado semilla buena ¿cómo aparece el
mal?
- Su respuesta es un poco enigmática:
algún enemigo lo ha hecho.
REFLEXIÓN: Lo más
importante entonces sería descubrir quién es ese enemigo. ¿Con quién lo
identificaríamos nosotros? ¿Podrá ser esa pereza que no deja crecer sano
nuestro cumplimiento del deber de estudiar o de ayudar en la familia o de
cumplir como cristiano? ¿Será esa
envidia que nos entristece viendo todo lo que saben o tienen los demás y
quisiéremos poseerlo quitándoselo o
superándolos? ¿Será acaso hacer sólo lo
que nos gusta aunque no nos haga bien o lo que hagan todos? ¿Podría ser
igualmente el protagonismo, el deseo de sobresalir, de ser admirados, de buscar
sólo quedar bien? Lo que sea sabemos que
está dentro de nosotros, en el mismo lugar donde Dios Padre sembró a Jesús,
trigo bueno; por eso, no debamos de buscar fuera de nosotros al sembrador de la
cizaña, de lo que nos hace daño, sino en uno mismo, pues ¿no nos sentimos
dueños de nuestro cuerpo, cualidades, forma de ser, nuestra vida en una
palabra? La pregunta sobre quien sembró la cizaña no se la debamos hacer al Dueño
de la vida, sino a nosotros mismos. ¿Qué siembro yo en mí mismo? ¿Qué quiero
recoger? Vamos a pensarlo un momento en
silencio. (Podemos compartir nuestra opinión o hacer algún comentario o
preguntar algo que no quede claro).
Oramos al sembrador del
bien con oraciones espontáneos o con el Padre nuestro y Ave María para que
Jesús y su Madre nos ayuden a comprometernos en la siembra del bien en nuestro
interior.