PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL BUEN SAMARITANO. Reflexión primera.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37: “Se levantó un doctor de la Ley y
dijo, para poner a prueba a Jesús: -Maestro, ¿qué debo hacer para heredar vida
eterna? Él le dijo: -¿Qué está escrito en la Ley? Respondió: -Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu
prójimo como a ti mismo. Le dijo: -Has respondido correctamente. Haz eso y
vivirás”.
Recordamos:
Que esta Parábola da respuesta a una pregunta que una
persona, de las que está escuchando a Jesús, le plantea. Se trata de un doctor
de la Ley que no debía tener claro lo siguiente: ¿Qué debo hacer para heredar vida
eterna? Pues piensa que tiene que hacer algo concreto para
poder heredar la eternidad. Quiere
garantizarse la herencia por su propio esfuerzo. Pero una herencia no se
merece. La herencia la recibimos simplemente por ser hijo o hija. (Breve pausa
para pensar ¿me siento hijo de Dios? Si es así, tendré la vida eterna de Dios
mi Padre).
- Por su parte Jesús, sabe que tiene ante él a un doctor que conoce muy bien la Ley por eso a su vez le hace otra pregunta: -¿Qué está escrito en la Ley?
- La respuesta fue correcta: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
- La de Jesús también fue muy concreta: Haz eso y vivirás, porque si amas a Dios es porque te sientes hijo suyo. Pero Dios viene hasta nosotros en el prójimo, que es nuestro hermano. Porque el prójimo es la revelación de Dios para con cada uno, por eso debemos amarlo como lo hace Dios.
Pues bien, a nosotros, Jesús nos va a ayudar con la
presente parábola a descubrir cuándo amamos a Dios ¿sólo cuando rezamos? ¿También
cuándo se acerca a nosotros en los demás? ¿Lo amamos en los otros con el
corazón y con el entendimiento enterándonos de lo que necesitan y con todas las
fuerzas poniendo todo lo que esté a nuestro alcance para que le llegue nuestra
ayuda? (Breve pausa para pensar y sentirnos invitados por Jesús comprobar
nuestro amor a Dios a través del prójimo).
Terminamos pidiendo la ayuda que
necesitamos para amar auténticamente, a través de la oración en la que nos
sentimos hijos de Dios y hermanos de los demás: Padrenuestro que estás en el
cielo…