PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL BANQUETE DE BODAS. Reflexión primera.
J
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esús nos
enseña en esta Parábola, cómo el plan
salvador de Dios no se detiene ante los que
se niegan a aceptarlo, pues tiene vida propia; por eso avanza y se realiza a
pesar de quienes lo rechacen y se autoexcluyan de recibirlo.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 14, 16-24: “Jesús tomó de nuevo la palabra y
les habló en parábolas: El Reino de Dios se parece a un rey que celebraba la
boda de su hijo y envió criados para llamar a los invitados”.
¿Qué vemos en
esta introducción de la parábola que nos ayuda a entender lo que es el REINO DE DIOS vivido y enseñado por Jesús? Dos cosas:
·
Cómo Jesús desea que conozcamos lo mejor posible
lo que es el del Reino de Dios y nos lo sigue enseñando a través de parábolas o
ejemplos.
·
Cómo
esta vez nos descubre que:
1.
Ese
Reino tiene un Rey.
2.
Ese
Reino tiene un Hijo que se casa.
3.
En
ese Reino hay mucha fiesta y alegría.
4.
En
ese Reino hay también mucha gente pues todos vamos a recibir una invitación
personal, a través de sus servidores, para ir a celebrar la gran boda del Hijo.
¿Quién será la novia? ¿Alguno se lo imagina ya?
Reflexión primera. Lo que sí es seguro es que alguna vez hemos asistido a una boda de algún
familiar o amigo, es decir, de alguien que nos quiere y desea tenernos cerca de
sí en los momentos personales más importantes. También sabemos que es muy
recomendable aceptar la invitación como muestra de cariño y gratitud por
habernos invitado; así como preparar el traje o vestido con el que vamos a
asistir al banquete y hacerle algún regalo a los novios, en la medida de
nuestras posibilidades, aunque lo más
importante sea que asistamos a su boda, pues no podemos ni imaginárnoslos solos, sin familiares ni amigos que no
quieran acompañarlos en su gran fiesta.
¡Qué pena si ocurriera eso!
Reflexión segunda. Jesús nos dice que en este
Reino de Dios hay un Rey que va a casar al Hijo y va a comenzar a pasar las
invitaciones para la fiesta. ¿Tendremos que ver nosotros algo en esta boda?
¿Recibiremos la invitación? ¿Seremos a caso la novia? ¿Recordáis en qué momento
del evangelio Jesús dice que: “Cuando resuciten de la muerte, los hombres y las
mujeres no se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo…”? Mc 12, 24-27.
Este banquete entonces ¿dónde se celebrará
en el cielo o en la tierra? Y,
¿cuándo será, ahora o al final?
Vamos a identificar a los personajes, el lugar y el
tiempo.
© El Rey es Dios
Padre que nos pasa una invitación muy especial como elegidos para…
© El novio es
Jesús que se desposa con…
© La novia es la
humanidad, cada una de las personas que vivimos en este mundo y que recibimos una invitación del Padre para que
aceptemos a su Hijo, Jesús. La primera persona que aceptó que la divinidad se
uniese a ella íntimamente en su humanidad fue María, que a la vez, por ser la
primera, lo da a luz en la tierra como madre también.
© El lugar de
celebración del banquete nupcial es la tierra. Y el tiempo a lo largo de los
años que a cada uno Dios le dé de vida aquí.
Oración. Señor, aunque esto parezca un poco
difícil de entender, porque debe de ser algo inimaginable y maravilloso, se nos
hace más sencillo comprenderlo a través de tu madre, María, pues ella, era una
joven como las demás, que nació en una familia semejante a la nuestra y que
necesitó que la cuidasen como a todos, la enseñen a leer y escribir y a crecer
y madurar. Pues bien, vemos cómo un día recibe una invitación que la sorprendió
muchísimo porque consistía en que permitiera a Jesús, Hijo de Dios, formar parte de su vida como
persona y como familia, aceptándolo
dentro de su vida. Desde entonces, aquí y en el más allá, ella estuvo unida a
Jesús, Dios hecho hombre, que vino para ser uno con nuestra humanidad. Gracias
pues, Señor, porque has querido elegirnos para darnos tu misma vida, que es
eterna, a todos, y nos pasas cada día una invitación para que respondamos
responsablemente a la misma como María. Amén.