lunes, 3 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA LUNES 3 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: CIEGO,  GUÍA DE CIEGOS. Reflexión primera.
 
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
 
Lectura del  Evangelio según san Lucas 6, 39-42: “En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: -¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el pozo?


Jesús comienza esta Parábola con dos preguntas que indican dos realidades:
·        Una. Que en nuestra vida no todo es luminoso; hay zonas o aspectos en los que predomina la oscuridad y por lo mismo tenemos que caminar a tientas y pidiendo ayuda.
·        Dos. Sin embargo, el Señor comprueba que todos queremos guiar a los demás o enseñarles. Por eso nos advierte que esto nos puede hacer caer en una nueva ceguera: la que nos conduce a un pozo del que nos será más difícil salir.
Zonas en las que nos hace falta luz:
·        Sólo vemos o somos dueños del tiempo presente, no del tiempo futuro. Por eso debemos aprovechar la luz del hoy, que será la que nos ayudará al mañana y confiar en Quien conoce nuestro futuro.
·        Nuestra vida no sólo nos pertenece a nosotros y a nuestra familia, porque entonces le daríamos la duración que quisiéramos y la salud que deseáramos y el destino que gustásemos, pero no somos dueños de todos los aspectos que anhelamos. Alguien controla nuestro destino, completa el verdadero enfoque de luz que nos hace falta.
·        Desearíamos tener una gran seguridad y luminosidad en nuestras relaciones personales familiares, de amistad, de estudio y compañerismo, pero también experimentamos en las mismas una parte que en muchos momentos parece se apaga, pierde luz. Debemos de contar con el Amigo que nunca falla y su luz no tiene fin.
Comentamos: ¿Creemos ver totalmente o necesitamos que nos orienten? ¿En qué aspectos principalmente? ¿Nos sentimos capaces ahora de guiar a los demás con el peligro de tropezar unos y otros?

Oración. Hoy, Señor, nos ayudas a comprender un poco mejor, que poco a poco vamos iniciando nuestra formación humana, intelectual, de fe y de convivencia en nuestro diario caminar; pero también, a la vez, experimentamos que aún nos quedan muchas cosas por aprender  y otras muchas que nunca estarán al alcance de nuestra mano porque dependen sólo de ti. Danos esa humildad y confianza capaz de aceptar que una parte de nuestra vida sólo estará más iluminada si caminamos a tu lado. Enséñanos a no creernos capaces de dirigir el pequeño mundo en el que nos movemos, sino a amarlo y a ayudarlo en lo que podamos. Te lo pedimos poniendo como intercesora a tu madre, María.