PARÁBOLAS DE
JESÚS: EL BUEN SAMARITANO. Reflexión cuarta.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37: “Pero un samaritano que iba de
camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión. Acercándose, vendó sus
heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él”.
Jesús introduce en este momento del relato de la Parábola:
© Un personaje nuevo: un hombre que no era judío, sino
samaritano.
© Y una acción concreta, progresiva y eficaz que consiste en:
- o Llegar al lugar donde hay un herido.
- o Ver la necesidad y detenerse.
- o Tener sentimientos de compasión.
- o Acercarse y curar con vino que limpia y purifica y aceite que suaviza.
- o Montarlo sobre su propia cabalgadura.
- o Buscarle cobijo y cuidar de él.
Nos hacemos varias preguntas. Primera ¿Jesús era judío o
samaritano? De nacimiento era judío. De acción era el buen samaritano que se
había detenido en los lugares donde había heridos físicos o espirituales o
morales para curarlos y acompañarlos. Seguro que todos nosotros ya hemos
sentido cómo nos ha curado muchas veces con su cercanía salvadora. (Breve pausa
para pensar o compartir). Segunda pregunta. Nosotros ¿qué somos: judíos o
samaritanos en nuestra forma de ser y actuar? (Breve pausa para pensar o
compartir). Tercera pregunta: ¿Caemos en la cuenta de realizar en muchas
ocasiones esta acción concreta y progresiva que nos enumera Jesús: llegar al
lugar del herido, verlo, sentir compasión, curarlo, acompañarlo y cuidar de él?
(Breve pausa para pensar o compartir).
Oración:
* Para que Jesús nos dé unos ojos como los suyos, capaces de
ver las necesidades de los que nos rodean. Roguemos al Señor.
* Para que Jesús nos dé los mismos sentimientos de compasión
que él tenía ante los necesitados que lo llevaban a acercarse a ellos y a
ayudarlos. Roguemos al Señor.
* Para que Jesús elimine de nosotros todas las barreras que
nos puedan impedir ser buenos samaritanos con todos. Roguemos al Señor.
* Para que Jesús nos ayude a cargar en nuestra propia
cabalgadura al herido, lo acompañemos y ayudemos hasta que se cure. Roguemos al
Señor.
* Para que siempre aprendamos de Jesús lo que desea enseñarnos
con su palabra y testimonio. Roguemos al Señor.